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Economía, Sociedad y Estadística
La evidencia reciente indica que los impactos de la pandemia en el mercado laboral han afectado más fuertemente
a las mujeres, alterando su situación y condiciones laborales de manera más desfavorable que en el caso de
los hombres. Sin embargo, son todavía escasos los trabajos académicos que identifican cuantitativamente los
mecanismos y los tamaños de los impactos, y menos aun los que evalúan los cambios en las desigualdades
de género resultantes de las medidas tomadas por los gobiernos del mundo para lidiar con la crisis de salud
desatada en marzo de 2020. La presente investigación contribuye a cubrir este vacío.
Cuando la epidemia del coronavirus se empezó a expandir de manera global, se le llamó el “gran ecualizador”
(Bandyopadhyay y Chanda 2020). Muchos consideraron que su propagación a lo largo de países desarrollados,
infectando personas de altos ingresos o figuras políticas prominentes, indicaba que la enfermedad atacaba por
igual a todos, sin distinción. Con el transcurso de los meses se fue haciendo más claro que en realidad esta
crisis de salud estaba acentuando las diferencias que ya existían. El Perú es un país que contiene desigualdades
sociales y económicas profundas, generando las condiciones que hacen que los costos humanos de la pandemia
se multipliquen.
La creciente evidencia alrededor del mundo indica que las mujeres están sufriendo de manera desproporcionada
(con respecto a sus pares hombres) los efectos de la crisis desencadenada por la expansión del COVID-19. Para
empezar, las mujeres están sobrerrepresentadas en los sectores económicos independientes e informales, y
en las actividades de comercios y servicios, que hasta ahora han sido los más golpeados por la pandemia. Las
menores tasas de ocupación femenina, y su predominancia en trabajos a tiempo parcial ubica a las mujeres
en una situación particularmente frágil en un contexto como en el que vivimos. Adicionalmente, es plausible
suponer que las productividades laborales de aquellos que mantuvieron sus empleos han sido afectadas por
la sobrecarga de trabajo que significa ayudar a los hijos menores con sus programas de educación a distancia.
Dados los roles convencionales de género en la sociedad peruana, también aquí es de esperar que los efectos
negativos estén siendo mayores para los tiempos y las productividades de las mujeres. Por otro lado, el incremento
de la violencia doméstica contra las mujeres por parte de sus parejas al interior del hogar en un ambiente de
reclusión (PNUD 2020; United Nations Women 2020) es un factor adicional que probablemente está afectando
la productividad de una porción de aquellas trabajadoras cuya actividad laboral no se detuvo.
Este artículo analiza cómo la crisis del COVID-19 está afectando de manera diferenciada a trabajadores en diversas
ocupaciones y tipos de empleo, y cuáles son los impactos de esto en las desigualdades y brechas de género
entre individuos dentro del mercado laboral peruano. Un elemento importante y distintivo de este trabajo es
la incorporación de una perspectiva intrahogar, la cual toma en consideración que los trabajadores no viven
aislados, y que sus interacciones con otros trabajadores en la misma familia, al interior del hogar, puede alterar
vulnerabilidades a shocks al hacer posibles estrategias de diversificación de actividades entre los miembros de
la pareja, por ejemplo, que ayuden a sobrellevar mejor la crisis.
Como se mencionó antes, son todavía escasos los trabajos académicos que evalúan los impactos de la pandemia
en el mercado laboral y que investigan los potenciales cambios en las desigualdades sociales y económicas
resultantes de las medidas tomadas por los gobiernos del mundo para lidiar con la crisis del COVID-19. Bick y
Blandin (2020), en su estudio para el mercado laboral norteamericano, encuentran que los efectos negativos
de la pandemia son más pronunciados para las trabajadoras mujeres, de mayor edad, y menos educados. Por
otro lado, Alon et al. (2020) argumenta que la crisis de COVID-19 estaría afectando la desigualdad de género
de una manera distinta a cómo la han afectado las recesiones convencionales, debido a las interacciones que
se han generado entre la adopción de trabajos flexibles, reasignaciones de mano de obra familiar tanto dentro
como fuera de la casa, y la restricción más dura que han sufrido las actividades de sectores económicos con
altas tasas de participación femenina.
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