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Economía, Sociedad y Estadística
El gráfico N° 4 muestra las conexiones entre la evolución de la pandemia y los niveles de informalidad de la
ocupación principal de los jefes de hogar y sus cónyuges. Como se observa aquí y también en el gráfico siguiente,
al margen del criterio de distinción (urbano/rural, lengua materna, jefatura de hogar, etc.), la informalidad creció
entre los trabajadores hombres y disminuyó entre las trabajadoras mujeres en el segundo trimestre, para luego
aumentar ambos en el tercer trimestre de 2020. Las variaciones de informalidad entre hombres y entre mujeres
son relativamente pequeñas de un trimestre a otro, no superando los 4 puntos porcentuales (excepto entre
hombres en hogares jefaturados por mujeres, como veremos más adelante). En general, en el punto de partida
(primer trimestre), las mujeres trabajaban en actividades informales mucho más que los hombres, alrededor
de 11 puntos porcentuales más. Con la pandemia, esa brecha se cerró y con la recuperación se volvió a abrir,
aunque sin regresar a su nivel pre-pandemia.
GRÁFICO N° 4 4
GRÁFICO NΣ
PERÚ: SITUACIÓN DE INFORMALIDAD DE LA OCUPACIÓN PRINCIPAL
PERÚ: SITUACIÓN DE INFORMALIDAD DE LA OCUPACIÓN PRINCIPAL DE
DE JEFES Y CÓNYUGES POR TRIMESTRES, 2020
JEFES Y CÓNYUGES POR TRIMESTRES, 2020
(Porcentaje)
(Porcentaje)
BRECHA -7,0
TERCER TRIMESTRE MUJERES 73,8
TOTAL
77,9
HOMBRES
BRECHA -5,7 70,9
SEGUNDO TRIMESTRE MUJERES 72,5
TOTAL
75,9
HOMBRES
BRECHA -10,6 70,2
PRIMER TRIMESTRE HOMBRES 66,5 77,1
71,3
TOTAL
MUJERES
Resultados ponderados por el factor de expansión de empleo e ingresos.
Fuente: Instituto Nacional de Estadística e Informática - Encuesta Nacional de Hogares 2020, trimestres I, II, y III.
Según el gráfico N° 5, la brecha de género en informalidad es tres veces más grande en las zonas urbanas que
en las rurales. En el área rural, sin embargo, los niveles de informalidad son mucho mayores, alcanzando entre
93-97% de la población. Es justamente por el grado tan generalizado de informalidad que la brecha de género
rural es pequeña (alrededor de dos puntos porcentuales) y ha evolucionado más suavemente que la urbana a
lo largo del año. El gráfico N° 5 también muestra que la informalidad es mayor entre hombres y mujeres que
declaran tener lengua materna indígena. La brecha de género, sin embargo, es más pequeño entre los de lengua
materna indígena; en otras palabras, el nivel es mayor, pero hay menor diferencia entre hombres y mujeres.
Aunque no ilustrado en el gráfico, lo mismo pasa con respecto de aquellos individuos que se autoreportan
indígenas: los niveles de informalidad son mayores entre ellos, pero la brecha de género es menor.
Con respecto a las diferencias entre jefatura femenina y masculina, se observa que el empleo informal es más
predominante entre las mujeres que entre los hombres, irrespectivamente de encontrarse ellas en hogares de
jefatura masculina o femenina; esta predominancia (de alrededor de 75%) se mantuvo relativamente estable
a lo largo del periodo de estudio. Entre los hombres, sin embargo, hay una mayor predominancia del empleo
informal entre los hombres jefes de hogar (es decir, en hogares de jefatura masculina), y este porcentaje se
incrementó en el periodo de pandemia, permaneciendo en esos niveles más altos durante el periodo de
recuperación en el tercer trimestre.
Para explorar esto último por tipo de hogar, el gráfico además contiene las distinciones de informalidad por
tipo de hogar (jefatura masculina y femenina, con y sin pareja). Una primera observación que se puede hacer
es que tanto los hombres como las mujeres jefas sin pareja mantuvieron su participación en el sector informal
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