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Economía, Sociedad y Estadística
Sin embargo, ¿qué es exactamente la confianza? en
este informe, confianza es la creencia de que otros no
actuarán de manera oportunista. No harán promesas
que no pueden cumplir, no renegarán de las promesas
que sí pueden cumplir ni transgredirán las normas para
aprovecharse de otras personas que las respetan. En
pocas palabras, la confianza es la fe en los demás: en su
honestidad, fiabilidad y buena voluntad. Las personas
confiables hacen promesas que pueden cumplir, no
se desentienden de ellas y no transgreden las normas
sociales. La conducta oportunista es una amenaza
persistente en todas partes. Quienes la practican
pueden obtener recompensas considerables a las que
las personas confiables renuncian, desde el prestatario
que decide si pagar un préstamo hasta los políticos que
determinan si cumplir una promesa hecha en campaña
o desviar fondos públicos para sus intereses privados.
La base de una sociedad que confía es la voluntad de
sus miembros de resistir esas tentaciones.
Un tema clave de este documento es la interacción de la confianza interpersonal (o generalizada) y la confianza
en el gobierno, dos dimensiones de la confianza que suelen ser tratadas por separado. Los funcionarios públicos,
al igual que las personas en general, tienen más probabilidades de actuar de manera oportunista —de manera
no confiable— cuando no están obligados a rendir cuentas de su accionar. Las grandes asimetrías en términos
de información —los ciudadanos tienen dificultades para evaluar independientemente la labor del gobierno— y
poder coercitivo —los ciudadanos están obligados a obedecer las reglas establecidas por el gobierno— facilitan
aún más el hecho de que los políticos puedan actuar de forma oportunista. Si trabajan juntos, los ciudadanos
pueden castigar a los funcionarios no confiables, por ejemplo, votando para expulsarlos de sus cargos. Ante
esta perspectiva, los funcionarios tienen más incentivos para trabajar por los intereses de los ciudadanos y no
para la consecución de sus propios intereses.
Sin embargo, expulsar a los funcionarios que ya están en el poder exige una acción colectiva. Desafortunadamente,
cuando los ciudadanos no confían unos en otros, tienen menos probabilidades de trabajar juntos para obligar
al gobierno a rendir cuentas. También están menos dispuestos a realizar transacciones comerciales, contratar a
desconocidos, pagar sus impuestos, pedir a los gobiernos que financien proyectos de infraestructura y construir
un mejor futuro para sí mismos y sus descendientes; asimismo, es más probable que soliciten a los gobiernos que
les brinden beneficios personales inmediatos bajo la forma de subsidios y transferencias en lugar de demandar
inversiones más eficientes y efectivas en bienes públicos.
UNA REGIÓN QUE NO CONFÍA
Dada la importancia de la confianza interpersonal en la mayoría de las interacciones sociales, políticas y económicas,
su bajo nivel y su disminución en América Latina y el Caribe constituyen una fuente de preocupación (gráfico 1).
En términos globales, el porcentaje de individuos que cree que se puede confiar en la mayoría de las personas
(confianza generalizada o “interpersonal”) descendió del 38% en el período 1981-85 al 26% en 2016-20, según
datos de la Encuesta Integrada de Valores. En América Latina y el Caribe, la reducción ha sido aún más drástica,
con una caída de los niveles de confianza del 22% al 11%. Solo una de cada 10 personas cree que se puede
confiar en los demás. Aunque la confianza es escasa en el resto del mundo, es más baja en América Latina y el
Caribe que en cualquier otra región.
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