Presentación

 

 

En la primera edición sobre brechas de género publicada por el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) y el Movimiento Manuela Ramos el año 2010, ya hacíamos referencia a las condiciones estructurales que generan las diferencias entre hombres y mujeres en la vida social, económica y política. Hoy en día siguen siendo las mujeres que se encuentran en condiciones de subordinación a pesar del transcurso de siglos de civilización. Sigue vigente la división sexual del trabajo, la desigual asignación de tareas en la familia y el desgastante desempeño de las mujeres en el trabajo doméstico que a lo largo de sus vidas les resta oportunidades de un desarrollo pleno e igualitario.

Sin embargo, actualmente vivimos una suerte de espejismo construido a partir del progreso de relativamente pequeños grupos de mujeres de clase media que tienen éxitos en los negocios o en la política. Estos ejemplos que la prensa levanta –como modelos o anti-modelos- hacen pensar que su autonomía ha crecido en forma proporcional a esta sobre-representación. Sin embargo no es así. Estadísticamente no son tantas como quisiéramos y además muchas de ellas con frecuencia son sometidas, humilladas, amenazadas y violentadas. Y esto se produce porque a pesar de los logros de quienes quieren dejar de ser ciudadanas de segunda categoría o siervas en vez de esposas o compañeras, 10,000 años de encierro doméstico, de dependencia, invisibilización y negación, no se cambian sólo con el empeño individual; se requiere cambios estructurales a nivel de la esfera pública lo que supone esfuerzos políticos muy firmes y decididos.

Esta segunda publicación sobre brechas de género al 2013, que presenta el INEI con el Movimiento Manuela Ramos, muestra que pese a los innegables avances de las mujeres sobre todo en educación y trabajo, las diferencias entre ellas y los varones siguen siendo notorias, notables y cuantificables, no sólo en sus condiciones de vida, sino también en sus condiciones de muerte. Por ello, esta publicación debe ser vista como un esfuerzo de sistematización de los componentes de la injusta e inequitativa situación existente entre ambos sexos. Desde nuestro punto de vista, las entidades del Estado deben dirigir sus políticas igualitarias hacia un gran objetivo común: estimular la re-asignación social de la carga del trabajo doméstico que oprime a las mujeres y alentar su desarrollo autonómico. Sólo así terminaremos con la muerte, la violencia y la explotación que las amenaza.

Esta publicación ha sido posible gracias al Convenio de colaboración celebrado entre nuestras dos instituciones. Reconocemos los valiosos esfuerzos que está haciendo el INEI para acercar la técnica y la estadística a la problemática de las mujeres, las mejoras que viene introduciendo en sus planes estadísticos y su búsqueda de nuevas formas de aproximarse a las bases sobre las que se asientan los condicionantes de género.

Finalmente, agradecemos la apertura institucional del Jefe del INEI, Dr. Alejandro Vílchez De Los Ríos; la eficiencia de la Directora de Demografía e Indicadores Sociales, Mag. María Esther Cutimbo; el trabajo de la Directora Ejecutiva de Indicadores Sociales, Mag. Cirila Gutiérrez Espino y los aportes de los/as técnicos/as del INEI.

Ana María Yañez

Movimiento Manuela Ramos