SITUACION DEL ANCIANO A TRAVES DE LA HISTORIA

     A trav‚s del tiempo la situaci¢n del anciano peruano ha sido  sosla-
yada. Su escasa presencia como grupo poblacional  ha determinado una casi 
generalizada omisi¢n en el mejoramiento de su situaci¢n.

     Al anciano pobre se le mantuvo ignorado y marginado  y  a los  otros 
-los pudientes-  se les menciona  por  su condici¢n socio-econ¢mica  o su 
capacidad intelectual, individualiz ndolos. En ning£n caso figura como un 
grupo importante dentro del contexto social.

     En las distintas ‚pocas hist¢ricas la situaci¢n del anciano  ha sido 
reflejo de la importancia que a este grupo social le diera el Estado.

     Un estudio  realizado por el Dr. LLado sobre la situaci¢n del ancia-
no  durante  los  distintos  per¡odos  de  nuestra historia  se¤alaba  lo 
siguiente :

     En el Incanato, la base de la organizaci¢n social y econ¢mica fue el 
ayllu.  La econom¡a inca se basaba en el trabajo colectivo,  cada persona 
trabajaba seg£n sus aptitudes desde la ni¤ez hasta la ancianidad extrema. 
No exist¡a el  retiro definitivo pero s¡ una adaptaci¢n progresiva  seg£n 
se envejec¡a.

     El anciano en el Imperio inca manten¡a su status  laboral de  manera 
permanente, desempe¤ando  labores  adecuadas a su condici¢n biol¢gica,  y 
restringi‚ndose ‚sta cuando m s viejos eran, se trataba de una jubilaci¢n 
progresiva. Al llegar a edades muy avanzadas el ayllu se encargaba  de su 
manutenci¢n.

     Durante la Colonia, la estructura econ¢mica cambi¢ de agr¡cola a mi-
nera, con la consiguiente priorizaci¢n del trabajo en las minas. Por otro 
lado, los ind¡genas  fueron declarados vasallos  del  Rey  de  Espa¤a  en 
condici¢n de menores de edad, por tanto estaban sujetos  a  tutela y pro-
tecci¢n;  lo que aseguraba el total dominio de la poblaci¢n ind¡gena  por 
parte del conquistador espa¤ol.

     Por otro lado, la tributaci¢n impuesta a la poblaci¢n ind¡gena acti-
va  y  que  finalizaba  al cumplir ‚sta los 50 a¤os, aseguraba al  tesoro 
espa¤ol ingresos permanentes.

     As¡, en esta nueva estructura econ¢mica adquiere importancia s¢lo el 
ind¡gena apto para trabajar,  instituciones  como  la  mita y el servicio 
personal cobran importancia, evidenci ndose con ello  el desamparo de los 
no aptos y en especial el de los ancianos.

    Por otro lado, el sistema de explotaci¢n  minera  utilizado elev¢  la 
mortalidad masculina a niveles alarmantes, siendo pocos los ind¡genas que 
sobreviv¡an a esta actividad,  y por ende,  una ¡nfima  cantidad  la  que  
lograba llegar a los cincuenta a¤os.

     Los ancianos desprotegidos y sin capacidad de trabajar recurrir n  a 
la mendicidad, puesto que los mismos hombres en actividad  apenas ganaban 
para malvivir.  As¡,  los  pocos  que  pasaban la edad l¡mite  de tributo 
mor¡an al poco tiempo en la miseria.

     En los inicios de la ‚poca republicana persisti¢  la  situaci¢n   de 
marginaci¢n de la poblaci¢n de tercera edad, se les continu¢ considerando 
una fuerza de trabajo devaluada,  con muy poca aceptaci¢n para mantenerse 
en el mercado laboral.

     Posteriormente surgir n leyes de protecci¢n social que en muchos ca-
sos no se cumplieron  hasta ya muy  avanzada la Rep£blica,   mediante las 
Cajas de Pensiones  y  los  Seguros  Sociales de Obreros y Empleados, que 
abarcaban aspectos como el cuidado, en materia de salud,  de la poblaci¢n 
asegurada y la seguridad  de  un  ingreso econ¢mico permanente  para   la 
poblaci¢n jubilada o cesante. Actualmente cumplen estas funciones, de ma-
nera descentralizada, el Instituto Peruano de Seguridad Social (IPSS), en 
el aspecto de salud,  y la Oficina de Normalizaci¢n Previsional (ONP)  en 
lo que a pensiones se refiere.