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EL ENVEJECIMIENTO: MITO Y REALIDAD Una persona anciana piensa y se mueve lentamente... Est ligada a s¡ misma y a su pasodo, y no puede cambiar no crecer m s. No puede aprender bien, ni r pidemante y aunque pudiera hacerlo no lo desear¡a...Le dis- gusta las innovaciones y no est dispuesto a acoger nuevas ideas. No solamente no puede avanzar, a menudo retrocede. Entra a una nueva ni¤ez encerrada en una creciente egocentricidad y exigiendo m s de su entorno de lo que esta dispuesto a ofrecerle... Vive en su pasado, est al margen del tiempo. Est privada de prop¢sito y su mente vega por todas partes viviendo de recuerdos y volvi‚ndose charlatana... Ha perdido su deseo y capacidad por el sexo. Su cuerpo se encoge y as¡ sucede tambi‚n con el flujo de sangre que llega a su cerebro... D‚bil, falto de inte‚s espera la muerte, sinti‚ndose como una carga para la sociedad, su familia y para s¡ misma (Butler, 1975). Estos son algunos de los conceptos que Butler, psic¢logo norteameri- cano, se¤ala como los estereotipos m s comunes que sobre la vejez, se tiene en sociedades como la nuestra; porque como cultura idealizamos la juventud y rechazamos la vejez. Sin embargo, en algunas sociedades como la japonesa los ancianos son reverenciados. A pesar de la industrializaci¢n y de los r pidos avances tecnol¢gicos en ese pa¡s, los j¢venes buscan las opiniones de los an- cianos, esperan que sus padres ancianos vivan con ellos y guardan lo mejor de todo para sus ancianos. Sus acciones se encuentran fuertemente influenciadas por sus tradiciones culturales y religiosas. En nuestras sociedades, por el contrario, el envejecimiento presenta un sistema de creencias negativas sobre la vejez, lo cual est inmerso dentro de nuestra cultura y de nuestra estructura social. Nuestras creen- cias culturales y nuestras pr cticas sociales denigran no solamente de las capacidades, habilidades y salud de la gente anciana, sino tambi‚n de su dignidad moral y significaci¢n social.(Harris,1981). M s a£n, se establecen una serie de caracter¡sticas condicionantes al rol del anciano dentro del n£cleo familiar y de la sociedad; es decir, se espera de ‚ste un comportamiento de acuerdo a lo que para la sociedad es un anciano; conforme a lo que culturalmente se tiene por un comporta- miento aceptable y coherente, y as¡ seg£n el anciano va envejeciendo se trata de amoldar a un patr¢n de conducta estereotipado, caracterizado por la tranquilidad, la pasividad y el retraimiento. En estudios realizados sobre los cambios f¡sicos y psicol¢gicos del individuo mayor de 60 a¤os y analizados en el libro Why Survive? de Butler, se se¤ala que la creencia de que la vejez significa disminuci¢n inevitable en las fuerzas f¡sicas, mentales y sexuales es un error. Es indudable que el cuerpo decae con la edad; la velocidad, la fortaleza, el vigor, la percepci¢n y la sensitividad disminuyen. Una persona de 70 a¤os no puede caminar tan r pidamente, ni ver ni o¡r tan bien, ni reaccionar tan r pidamente como una persona de 30; pero las diferencias entre el adulto m s joven y el m s viejo son peque¤as, se desarrollan m s gradual- mente y no afectan el funcionamiento hasta mucho m s tarde. Seg£n Butler, a comparaci¢n del joven, el anciano est menos propen- so a sufrir enfermedades agudas o de corta duraci¢n, pero est mucho m s propenso a sufrir enfermedades cr¢nicas y de larga duraci¢n como hiper- tensi¢n, enfermedades del coraz¢n, artritis. Pero incluso estos achaques cr¢nicos no son generalmente incapacitantes, aunque presentan m s serios problemas para los verdaderamente viejos-viejos. Inclusive la sexualidad, seg£n la disponibilidad de compa¤ero, es frecuentemente una parte muy fuerte en la vida de las personas mas viejas y a¤ade mucho a su sentido de satisfacci¢n total. La senilidad es otro mito que tambi‚n se aplica a las personas ancianas; hasta hace poco cualquier persona anciana, olvidadiza, irra- cional o infantil en los patrones de pensamiento y comportamiento establecidos era tachada de senil. Las personas que trabajan con los ancianos ahora saben que este t‚rmino solamente oculta una multitud de problemas y des¢rdenes incluyendo la enfermedad de Alzheimer, la depresi¢n , la desnutrici¢n y las reacciones adversas a drogas prescritas. La mayor parte de estas condiciones pueden diagnosticarse ahora y muchas pueden tratarse efectivamente. Ninguna se considera como consecuencia inevitable de la vejez reciente. Asimismo, las habilidades cognoscitivas tales como la verbalizaci¢n y el razonamiento contin£a en aumento de los 40 a 60 a¤os. Puede existir alguna p‚rdida de memoria reciente pero otras habilidades permanecen in- tactas, a£n la memoria reciente, si se ha seguido utilizando consistente- mente estar menos propensa a disminuir. As¡, seg£n la oportunidad y est¡mulos brindados la persona puede seguir asimilando nueva informaci¢n a lo largo de su vida (Burdman, 1986). Por otro lado, la idea del rechazo a los cambios o innovaciones tam- poco responde a la realidad; los ancianos responden a la innovaci¢n y cambio con el mismo nivel de aceptaci¢n o rechazo que se encuentra en las personas m s j¢venes. Otro mito, sostenido en nuestras culturas, es que los ancianos est n separados del mundo que los rodea; de acuerdo a esto, los ancianos se re- traen no s¢lo de la fuerza laboral; sino tambi‚n de la sociedad, refu- gi ndose en s¡ mismos, rechazando cualquier tipo de contacto social y perdiendo el inter‚s por un mundo m s amplio. Generalmente, son la mala salud, las dificultades econ¢micas, el acceso limitado al transporte y otros los factores que inciden en el retraimiento de la persona anciana de las actividades que normalmente desarrollaban. |
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