EL STATUS SOCIAL DEL ANCIANO Y EL PROCESO DE TRANSFORMACION DE LA FAMILIA
CONTEMPORANEA

     El rol de la poblaci¢n anciana dentro del grupo familiar,  ha pasado 
a trav‚z del tiempo por cambios, que en muchas sociedades  se dieron  con
inusitada rapid‚z, en otras, la familia rural a£n se mantiene pero  fuer-
temente influenciada por su interacci¢n con las instituciones urbanas.

     El anciano dentro de la gran familia rural presentaba una doble  si-
tuaci¢n caracter¡stica: una de ellas, generalmente coincide con la prime-
ra etapa  de la  ancianidad  en la  cual pod¡a verse mermada su capacidad
f¡sica, lo que lo obligaba al retiro,  o por el contrario constitu¡a  una
esspecie de retiro voluntario pero manteniendo su status de jefe de fami-
lia.  La  segunda  coincid¡a con la plenitud f¡sica y ps¡quica de su hijo 
mayor, el cual de modo paulatino iba asumiendo las funciones de  jefe  de
familia.

     En la primera etapa de la ancianidad, el padre conservaba  su  plena
capacidad de mando y las decisiones que ata¤¡an a toda la familia part¡an
de ‚l, de  un modo indiscutible e incuestionable. En esta etapa el status
de ancianidad no ven¡a a ser una prolongaci¢n del status de padre de  fa-
milia, sin m s alteraci¢n.  Similar  transformaci¢n  se  daba en la madre 
anciana,  aunque  rara vez dejaba de tener incorporado el status laboral,
en ella b sicamente significaba ir dejando funciones que representara  el
despliegue de un gran esfuerzo f¡sico.

     En una segunda etapa el padre y jefe de familia dejaba su papel  de-
cisivo dentro del seno familiar para convertirse  en  consejero,  funci¢n
que  ir   tambi‚n  perdiendo  gradualmente para convertirse finalmente en
transmisor de las tradiciones familiares y en maestro y consejero  de los 
m s j¢venes. La madre anciana pasar  tambi‚n a una etapa de total pasivi-
dad conforme transcurra la p‚rdida de energ¡a por los a¤os; al final,  su
actividad quedar  reducida a tareas simples, realizadas apenas  sin movi-
lidad: tejer, desgranar ma¡z,  etc.  Los  dem s  ancianos  de la  familia 
mantendr n similares caracter¡sticas a la de los padres.

     Dentro de la comunidad rural, los ancianos realizaban funciones  pa-
recidad a las ejercidas en el seno familiar: eran los historiadores de la
comunidad, transmisores de la tradici¢n oral, consejeros, etc.

     En las sociedades agr¡colas tradicionales, el conocimiento, la sabi-
dur¡a y las habilidades de los ancianos se ten¡a  en  alta consideraci¢n.
Sin embargo, con la industrializaci¢n la valoraci¢n  de la edad  avanzada
decrece.

     La industrializaci¢n conlleva el r pido combio tecnol¢gico que vuel-
ve obsoleto el conocimiento y la destreza de los viejos; la educaci¢n es-
t  dirigida hacia la juventud d ndose al mismo tiempo una fuerte  presi¢n
para que los de mayor edad se jubilen.

     Por otro lado,la migraci¢n de la poblaci¢n de  peque¤os centros  po-
blados  hacia  las  zonas  marginales  de  las  grandes urbes favorece la
organizaci¢n de la familia nuclear. La gran familia rural dar  paso a  la                               
familia nuclear urbana; los abuelos se constituir n en elementos familia-
res accesorios.

     Sin embargo, en la periferia urbana el surgimiento de estos extensos
n£cleos humanos permitir  tambi‚n la aparici¢n de una instituci¢n  social
original: la familia multigeneracional, constituida por varias generacio-
nes unidas por v¡nculos de sangre o procedencia, la cual enfrentaba a las
vicisitudes propias de la vida urbana presentar  indicios de un desajuste
familiar que se manifiesta en sentimientos  de  fracaso y de culpabilidad
entre sus mienbros.  En  estas  circunstancias al anciano se le considera
como un foco de dificultades y por lo tanto se le a¡sla o se le elimina.

     Dentro de este esquema, el anciano, como tal, deja de ser un elemen-
to habitual de la familia en cuanto a miembro de la misma.  En la mayor¡a
de sociedades industrializadas una gran proporci¢n de ancianos se mantie-
nen  hogares independientes,  a£n cuando s¢lo dependan  de su  jubilaci¢n 
como ingreso  principal,  y en menores proporciones en casas de descanso;
siendo los m s ancianos los que en su mayor¡a viven con sus hijos. En so-
ciedades de menor desarrollo industrial como la nuestra, la tendencia  es
a la permanencia del anciano dentro del seno familiar, ‚ste ha seguido en
convivencia con la familia de uno o varios de los hijos pero en una situa-
ci¢n de completa pasividad.  No  hay  funciones que le pertenezcan de una 
manera exclusiva y sus tareas dentro de la familia no pasa de una especie
de servicio dom‚stico sin compensaci¢n de ninguna clase, salvo el de tipo
afectivo.

     La familia nuclear ya no tiene un lugar para el abuelo.  En  algunos
casos el anciano, sobre todo cuando es dependiente, es aislado  y  va pa-
sando  los  £ltimos  a¤os  de su vida en soledad. Y es que para muchos la
atenci¢n del anciano, a£n la de los padres, es s¢lo una obra de misericor-
dia que no implica una obligaci¢n necesariamente.